Y ahora siento que ya no me importa lo que dices, o igual
sí.
Me sigo intentando engañar pensando que ya no siento lo
mismo que antes y que sólo fuiste un capricho. Te veo, te sonrió y empezamos el
mismo juego de siempre. Vuelve mi ilusión, vuelvo a pensar que todo será como
antes, te busco, me buscas, me levanto contenta sabiendo que estás ahí, y no me
doy cuenta de que en realidad estoy siendo estúpida.
He vuelto a ser la tonta, he vuelto a creerme cada uno de
tus actos, cada una de tus palabras, que podía ser la única… pero me acabas
fallando. Como haces siempre y aun así no me acostumbro. Y a pesar de todo no
me odio por no ponerte mala cara, por no ignorarte cuando vienes diciéndome todas
esas cosas que me hacen sentir diferente, simplemente me doy lástima. Lástima
por seguir pensando que las cosas pueden cambiar y por no poder pasar pagina
aun sabiendo que lo necesito para poder seguir. Pero tengo sentimientos y eso
nunca puede es malo, sé lo que quiero y con quién lo quiero, al contrario que tú.
Tú, que vives esperando que alguien llegue a tu vida y te
haga sentir lo que yo no logré, y ¿sabes lo que te digo? Que ojala llegue,
porque sé que en el momento que te vea bien de verdad, toda esto que dicen que
es amor, se me pasara.
Dicen que lo mejor para escribir es un corazón roto, esta es la prueba. Cuando hay sentimientos de por medio, todo lo que sale de ahí es bonito y merece que la gente lo sepa. Es un texto de una gran amiga mía, María.